Es una enfermedad infecciosa producida por toxinas de la bacteria Clostridium tetani. Dada la amplia distribución de la bacteria en el ambiente en forma de esporas y en el tracto gastrointestinal del caballo, cualquier herida puede resultar en contaminación y desarrollo de tétanos. 

Se le conoce como la enfermedad del “caballo de palo” ya que genera parálisis espástica, es decir, ocurren espasmos y contracciones musculares constantes, lo que finalmente deriva en la muerte por parálisis de los músculos encargados de la respiración. 

Es un riesgo particular si tu caballo presenta una herida punzante y la superficie de la piel se ha cerrado con relativa rapidez, lo que da como resultado condiciones sin aire (anaerobiosis) en las que estas esporas pueden germinar y producir sus toxinas. 

¿Cómo se puede prevenir? 

Esta enfermedad es a menudo mortal, por ende, los caballos deben estar vacunados con un refuerzo anual. Una vacuna de refuerzo debe también administrarse al momento de ocurrir una herida penetrante o procedimiento invasivo (por ejemplo, previo a una castración), particularmente si la vacuna anterior fue administrada más de 6 meses antes. Caballos no vacunados o con un historial de vacunación desconocido deben recibir una serie de dos dosis, con un intervalo de 4 a 6 semanas entre dosis y revacunación anual. Aunque la vacunación reduce notablemente la aparición de la enfermedad, es importante destacar que ninguna vacuna entregará una inmunidad absoluta. 

Si tu caballo tiene una herida, esté vacunado o no, debes lavarla con suero o agua potable limpia y tu veterinario deberá realizar un desbridamiento completo, limpiar, y permitir que la herida se airee. Después de esto, se debe instituir una terapia antibiótica apropiada. Juntos, estos procedimientos deberían minimizar en gran medida la aparición de tétanos.